5 propuestas de coaching para incrementar la
motivación en tu empresa
¿Cuál de estás primeras cinco propuestas de coaching te parece más aplicable? :-)
Un empresario invitó a sus trabajadores a una comida
de fraternidad. Cuando
llegaron los postres se levantó para pronunciar un discurso. Durante el mismo
contó un chiste que, al ser oído, provocó grandes carcajadas entre todos los
asistentes, menos en uno. El empresario le preguntó, sorprendido por su
inhabitual seriedad: – ¿Es que a usted no le ha hecho gracia? – A mí me ha
hecho la misma gracia que a todos los demás, pero es que yo me jubilo mañana.
Es una obviedad afirmar que la motivación que
una persona experimenta en la organización en la que trabaja influye en la
eficacia y en la eficiencia de su desempeño cotidiano. Lo que ya no es tan
fácil de explicar es por qué las empresas dedican tan pocos recursos y
estrategias tan simples (e inefectivas) a mejorar ese factor tan obviamente
importante, también para sus resultados.
La gran atención que recibe la motivación y el mal
tratamiento que se le da es, quizás, la paradoja más presente en el
management de antes y de ahora, contradicción que en gran parte se debe
a la indefinición o confusa definición del propio término. El concepto
motivación resulta tan sobreutilizado como falto de significado
concreto, por ejemplo, cuando que se aplica de forma circular para explicar
casi cualquier comportamiento o su ausencia:
Si alguien no trabaja con energía es “porque no está
motivado”, y sabemos que no está motivado porque se ve que trabaja sin energía.
Este tipo de explicaciones tienen más que ver con la
retórica que con una ciencia mínimamente razonable. Para intentar arrojar luz
sobre un concepto más práctico y evaluable de motivación, os dejamos 5 ideas
concretas (dentro de unos días el resto) y aplicables en el entorno de la
empresa desde la perspectiva del coaching profesional que
pueden ser desarrolladas y aprehendidas por cada uno de los integrantes de la
organización.
1. La motivación puede ser causa pero también consecuencia
En ocasiones, incluso con carácter general, hay que
confiar en que la motivación llegará después. Las personas que trabajan en
la empresa, incluidas aquellas con responsabilidades directivas, pasan
inevitablemente por picos de actividad y de ánimo. Entender que la motivación
es un factor cíclico también es una forma de mantenerla y generarla. Puede ser
útil que en los momentos de “menor motivación” no se presione a los empleados
pero se les invite a seguir planificando y agendando tareas. Dicho de otra
forma, cuando no se tienen ganas de trabajar, puede ser un buen momento para el
análisis, la definición de objetivos y el refinamiento de métodos.
Planificar en momentos de desmotivación presente puede
ser la mejor forma de motivar el futuro inmediato.
2. Se puede pasar a la acción sin motivación
Como directivo es muy importante aceptar que ni tú ni
tu gente estaréis siempre locamente motivados. Es interesante generar un
contexto de trabajo y colaboración que dependa más de los planes marcados que
del ánimo imperante. Dicho de otra forma, se sienta como se sienta tu equipo lo
importante es hacer lo que debe, lo que se ha planificado entre todos/as.
Cuando nos exigimos estar motivados para pasar a la
acción estamos poniendo mucha presión en nosotros mismos. Cuando nos ocupamos
activamente, con o sin ganas, la pasión y el interés surgirán de la propia
actividad. De la inactividad sólo puedes esperar más inactividad. Y es
contagiosa.
3. Motivación no es tener ánimo sino tener motivos
La motivación no depende especialmente de lo que
pensamos o sentimos. Tendemos a sobrevalorar la influencia de nuestras
emociones y pensamientos en nuestra motivación, en nuestras conductas. Muchas
personas no están muy contentas yendo al trabajo cada mañana y sufren
pensamientos y emociones negativas al respecto, pero acuden y luego incluso
trabajan con ánimo. Y al contrario, personas que se escaquean y se quedan en
casa, se descubren desanimadas por no acudir.
Muchas personas inicialmente desanimadas para hacer
algo, pero con motivos para hacerlo, acaban haciéndolo durante gran parte de
sus vidas. Y es que el ánimo y la motivación son cosas diferentes.
Si piensas o sientes que no tienes ganas de trabajar,
tal vez trabajando te entren esas ganas
El empleador no debe centrarse directamente en las
emociones de sus empleados, eso sería manipularlas e instrumentalizarlas. Tan
sólo debe tratar de dar motivos para venir a trabajar y para querer trabajar.
4. La motivación depende del contexto
Las personas no estamos “motivadas en general”,
nuestra motivación es contextual, temporal y específica, relacionada con una
actividad en un tiempo y en una situación concreta. Las personas aplicamos
nuestras habilidades de forma variable según el contexto y la situación en las
que haya que ponerlas en juego. El talento sale a relucir o no en función de la
motivación relacionada con cada contexto.
Una persona con grandes habilidades comerciales puede
comportarse de forma incompetente en funciones administrativas y viceversa. Una
persona eficiente en el desempeño individual puede comportarse de forma
ineficaz en el desarrollo de objetivos que implican el trabajo en equipo.
La mayoría de las personas ya saben lo que tienen que
hacer, lo que pasa es que no lo hacen, no al menos en todas las situaciones.
El teletrabajo puede ser una gran solución para
incrementar el rendimiento y la satisfacción para determinados perfiles de
trabajadores y tareas mientras que otros pueden preferir un escenario laboral
más clásico. El contexto educa los hábitos y los hábitos creados generan la
fuerza de los contextos, especialmente los profesionales.
5. La motivación pasa por definir objetivos
Una persona que no se propone objetivos o metas
profesionales, por definición, es una persona desmotivada, y a menudo,
desanimada. Disfrutan y se sienten más implicadas, por ejemplo en su empleo, si
se marcan sus propios objetivos diarios, semanales, etc.
Lo consigues porque te lo propones: más y mejor
planificación implica más y mejor motivación.
Tu motivación crecerá si marcas metas alcanzables y
concretas, y crecerá también si disfrutas de la independencia y la confianza
necesarias para hacerlo.
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